Escoger un buen caldo, girar el sacacorchos, escuchar el fluir del preciado líquido piel cebolla en el fino cristal, agitar la copa, detenerse a sentir la evolución de los aromas, y finalmente, sentir la suavidad fluir en nuestro paladar, desplegando un arco iris de sabor. Todo un ritual que no podemos echar a perder por una mala elección. Este gran Cigales lo evitará sin ninguna duda.